27 de abril de 2024

“El Orbe Per Verso sin poesía” de Rannel Báez (II)

Escritor Virgilio López Azuán

Por Virgilio López Azuán

Hay en el discurso de Rannel Báez un ataque despiadado a los poetas actuales o a los que se ufanan de poetas. Hay una negación de la palabra como herramienta de acceso a la poesía en su esencia, pero de las palabras en manos y voz de esos que se creen dioses terrenales; sin embargo, residen en la tierra nerudiana: “Tienen residencia mágica en la tierra desesperada de Neruda” (pág. 14), aludiendo al poemario Residencia en la tierra del Premio Nobel.

La poesía es capaz de entristecerse y hacerse dulce en los Poemas Humanos de César Vallejo y “Pasan una temporada rimbombante en el infierno subliminal de Rimbaud” (pág. 14).

La poesía reside además en los “caminos andados” por Antonio Machado, en franca evocación a los Proverbios y Cantares. La poesía: “Hizo su camino andando con Machado a cuestas hasta nuestros días / donde los poetas palabristas contagian el universo con su porquería maquinal / de sus versos lenguarantes / sintagmáticos y cacofónicos” (pág. 14).

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La palabra, la palabra mortal, es lo que le hace daño al arte, a la poesía: “El arte se profana con la palabra mortal” (pág. 14). Pero ¿Dónde se encuentra la poesía? Según el autor: “La poesía está en los ojos boreales del amanecer. / En una lágrima ecuatorial que rueda por el pensamiento / que sucumbe al espejo y al reflejo” (pág. 14).

Llama la atención estos versos: “Cuando yo escribo no soy humano / ni me hace falta serlo del cuero para adentro” (pág. 15). Hay un desdoblamiento, hay otra personalidad que se llama poeta el cual no necesita de lo humano para obrar, lo humano en el autor es lo que contamina la poesía, es quien la vulnera y la opone: “Porque la poesía es un duelo / tú armado y ella desnuda / tú mortal y ella inocente sin pecado” (pág. 15).

El hombre y la poesía establecen un duelo donde el hombre lleva la ventaja ante la desnudez y la inocencia de la poesía. La “poesía no es humana” el poeta o antipoeta o pseudopoeta los son, como veremos.

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¿Qué decir de la deshumanización que provoca el lenguaje y la humanización de la poesía? Se ha dicho que no hace falta ser humano para producir poesía, pero al volver la mirada atrás en este movimiento donde orbitan estos versos encontramos que el lenguaje es: “Ágrafa sinfonía es cuando se abre a la ruta de la deshumanización” (pág. 13).

O sea, que el lenguaje deshumaniza y lo opuesto sería que la poesía humanice, pero como se ha dicho se refleja una especie de contradicción porque el poeta dice que no hace falta ser humano para escribir (poesía).

En el sexto momento del Movimiento de Rotulación es donde el autor menciona la palabra antipoeta. La acepción de la misma nos lleva al creador de la antipoesía Nicanor Parra, quien en su poema “Antipoema” nos pone a elegir la definición de antipoema y antipoesía, debido a las múltiples acepciones que puede tener esta palabra.

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Ilustración Virgilio López Azuán.

Pilar Valenzuela Rettig (Rettig, 2014) al citar a Carrasco (1990), cuando se refiere al poeta Parra dice, que una de las características esenciales de la antipoesía de Parra es la desmitificación, la actitud desacralizadora, no solo de la literatura, sino de lo sagrado. 

En el texto que seguimos el antipoeta es una especie de pseudopoeta, no el antipoeta que alude Nicanor Parra. En la propuesta de Rannel Báez se evidencia la desmitificación del poeta para hacerlo pseudopoeta y la desacralización de la literatura y de lo sagrado. Si esa tesis es así, Orbe Per Verso sin poesía ¿Es un libro que se puede catalogar como antipoema o antipoético? ¿Es el autor un antipoeta?.

 

Las respuestas a estas preguntas están contenidas en el texto: “Al mirar hacia las huellas claveteadas en la profecía resbalosa / por el musgo seglar / por la idolatría cómica de un enclenque con barbas y babas religiosas / de iglesia chamuscada por el sermón depredado del tufo asmático” (pág. 13). Es una crítica mordaz a lo que se considera sagrado, con un juego de palabras que involucra al poeta, a la poesía y a los otros.

Una acepción más antigua de antipoeta es la que refiere a quien está opuesto o contrario, que es adversario y contrincante de los poetas o que no le gusta escribir poesía. Dentro de esa aversión a los poetas, a los “malos” poetas, encontramos huellas en el texto de Báez.

Se diría, por consecuencia lógica, que estamos ante un libro que muestra una antipoesía y un autor que se revela contra los antipoetas. Aunque existe una línea muy delgada entre el autor desdoblado en la poesía (o sea el poeta), y el autor mismo, no podemos definir al autor como poeta o antipoeta, pues como ha dicho “Cuando escribo no soy humano ni me hace falta serlo del cuero para adentro” (pág. 15).

Ese verso lo salva del juicio de tipificación o de rotulación. No ha sido su yo interior quien ha escrito ese libro, fue otro ente más allá de su piel. Obviamente, la poesía no la encuentra en su propio interior, sino fuera. Con solo ese deslinde entre el yo y el poeta, se reniega del poeta interior, se reniega del patrón clásico de la concepción tradicional de poeta.

Esa es la manera de Rannel Báez manifestar su “antipoesía”, su “antipoeta”, con esa negación, con esa ruptura, cosa que quizá no se quiera admitir. Los “malos poetas de ahora” no caben en el reino del autor, ni siquiera su antipoeta cabe en su propio reino. Es un autor, es un poeta que reniega.

Después de la mención de la palabra antipoeta, en el transcurso de la lectura del sexto momento del Movimiento de Rotulación, encontramos la palabra poeta como si fuera lo mismo que pseudopoeta, o antipoeta. Se le da el mismo trato en su relación con la poesía, con esa poesía verdadera, que vive en los imaginarios del autor.

Dice: “En las cuencas de las manos del poeta / la poesía es piraña / tirabuzón / cloche / sin fin / zurrapa / melcocha / disidente / torniquete / manopla / lema / pamplina / es el mundo al revés” (pág. 16). ¿Todo eso es poesía en manos de un poeta, antipoeta o pseudopoeta? En el fragmento anterior hay una generalización a todos los poetas, a los “malos poetas” y a los “buenos poetas”, por lo que se plantea una nueva tesis, la de que los poetas, todos “buenos” y “malos” son pseudopoetas.

Hay arremetimiento frontal contra todos, ya no se salva Machado, Milton, Huidobro, Neruda ni el Paraíso Perdido. El poeta y la poesía se rechazan mutuamente a pesar de que con este oxímoron son: “diferentemente iguales / porque Dios los condenó a su imagen y semejanza” (pág. 16).

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Aunque no queda claro por qué el orbe no tiene poesía en el primer movimiento del libro, ni tampoco en el último de los momentos aparece el movimiento de rotulación explícito, como pasa con un movimiento de rotación, que son dos cosas diferentes: “Por eso el orbe no tiene poesía. / Su rotación perversa me cabe en el ojo / sin una lágrima de cortisona / defendiendo la humedad orbital de su reciclaje gutural y clorofórmico” (pág. 19).

Se espera que perverso sea ese movimiento de rotulación, no que apareciera la idea de una “rotación perversa”, porque el movimiento de la bolita del ratón de la PC al accionar puede ser rotativo, también puede ser de carácter traslativo si es que se toma la idea de que todo los que se está escribiendo es en una PC y el poemario inicia con un Clic Clic y termina con un Enter.

El autor prefirió la palabra rotulación por el tratamiento que le da la poesía y a los poetas, antipoetas o pseudopoetas, no por el simbolismo que representa las vueltas de la bolita del mouse. (CONTINUARÁ). El autor es escritor y educador.

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